¿Qué es la radiación ionizante?
La radiación ionizante es un fenómeno que ocurre de forma natural en los materiales que conocemos como radiactivos. Y, también ocurre de forma artificial en isótopos creados por el hombre a partir de materiales estables y cuando se produce con equipos como los generadores de Rayos X.
La mayoría de las personas conoce en mayor o menor medida el uso de los materiales radiactivos y de los Rayos X en la medicina. La gente conoce los beneficios a través de la experiencia de algún familiar o amigo al que le hayan realizado radiografías o tomografías, o al cual hayan tratado con radioterapia para el cáncer. Es común entonces pensar que el uso de la radiación es benéfico para el ser humano.
Sin embargo, cuando hablamos de las aplicaciones industriales de la radiación ionizante, la percepción cambia. La gente suele pensar que son peligrosas y que su uso no está justificado.
La radiación ionizante en la industria
El uso de la radiación ionizante está ampliamente difundido en la industria e incluso en el hogar. En este último caso, se utiliza en detectores de humo, cierto tipo de lámparas y hasta en las carátulas luminosas de los relojes. Entonces, si tienen usos tan comunes, tal vez el temor se deba a que no se cuenta con la suficiente información o punto de comparación que permita cuantificar los riesgos.
Empecemos por explicar las magnitudes que nos permiten medir el efecto de la radiación ionizante, tanto en materiales como en los seres humanos. Para el ser humano, la magnitud que se utiliza es la dosis equivalente, comúnmente llamada solo dosis. Se le llama así debido a que, al igual que en los fármacos, a mayor dosis mayor efecto en el organismo. En este caso, las unidades utilizadas son el rem (Roentgen Equivalent Man) y su equivalente en el Sistema Internacional: el Sv (Sievert). Cabe mencionar que estos pueden convertirse fácilmente (1 Sv = 100 rem).
Cuando se habla de rem, debemos pensar que es una dosis alta de radiación a comparación de la que recibimos cotidianamente de fuentes naturales y artificiales. Esta dosis natural es de aproximadamente un milésimo de rem. Nuestro organismo está expuesto a estos niveles de radiación desde tiempos inmemoriales. Recibimos radiación natural del sol, al estar en contacto con diversos minerales, e incluso de los materiales radiactivos que se forman en las capas altas de la atmósfera. Así, tanto los alimentos como el agua que bebemos, contienen cantidades minúsculas de materiales radiactivos.
Por otro lado, hablando de la aplicación de la radiación ionizante en la industria, encontramos que pueden utilizarse fuentes enormes o fuentes pequeñas. Las primeras, por ejemplo, son empleadas en la irradiación de materiales quirúrgicos para matar gérmenes. Mientras que las fuentes pequeñas se utilizan en la inspección de alimentos, por ejemplo, para encontrar objetos extraños como pequeños trozos de vidrio, metales, piedra, etc. De esta manera, se garantiza su consumo seguro y satisfactorio.
Seguridad ante la radiación ionizante
En ambos casos, la protección del ser humano es de vital importancia. Por eso se utilizan barreras de materiales densos que sirven de blindaje contra la radiación ionizante. La atenúan e incluso la absorben como energía que posteriormente se disipa como electrones o calor, entre otras formas.
El problema de seguridad se limita entonces a seleccionar el material adecuado de blindaje y su espesor. Asimismo, es relevante limitar el tiempo de permanencia de las personas en las inmediaciones o delimitar distancias con barricadas para evitar estar cerca de las fuentes de radiación.
Un concepto muy importante utilizado por los profesionales en protección radiológica es el conocido como ALARA (As Low As Reasonably Achievable), que en español significa: “tan bajo como sea razonablemente posible”. Por otro lado, otro concepto relevante es el de Dosis Umbral, la cual marca el límite arriba del cual se presenta un efecto en el organismo como una baja en el conteo de glóbulos blancos y plaquetas. La dosis umbral para que esto ocurra es de 50 rem, que es 50,000 veces mayor que la que recibimos diariamente.
Con esto en mente, para fuentes muy intensas como los irradiadores Gamma para alimentos y materiales quirúrgicos podría utilizarse un criterio que limite su uso a dosis anuales no mayores a la décima parte de la Dosis Umbral. Y, entonces, si este criterio se utiliza para fuentes muy grandes, ¿cuál criterio de dosis se podría emplear para fuentes pequeñas?, ¿qué tal una que cuando mucho sea similar a la del medio ambiente? Es decir, que a 10 cm de distancia de los equipos sea igual o menor a un décimo de milirem por hora (0.1 mrem/h). Esta dosis es tan baja que las autoridades reguladoras alrededor del mundo consideran los equipos que la producen no requieren de un control regulatorio.
Para tener un punto de comparación más tangible, una radiografía típica de tórax equivale a una dosis aproximada de 10 mrem. Esto es similar a la radiación natural que uno recibiría en alrededor de 100 horas o poco más de 4 días. Entonces, un trabajador que se encuentre siempre a 10 cm de distancia de un equipo, recibiría una dosis de 0.8 mrem en su jornada de trabajo. Esta dosis es similar a la ambiental y no presenta efectos como los que mencionamos anteriormente.
Además, un factor de protección (previo al uso de cualquier aparato que utilice radiación en la industria) consiste en la capacitación que reciben sus operadores. Estos tienen sólidas bases del uso correcto de los equipos así como conocimientos de seguridad radiológica. Asimismo, hay que mencionar que, si los equipos reciben el mantenimiento preventivo adecuado, no debería haber contratiempos.
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