Los Rayos X son una forma de radiación electromagnética ionizante similar a la luz, pero con una mayor cantidad de energía y capacidad de penetración, esto les permite atravesar tejidos y la estructura ósea del cuerpo humano, así como materiales de mayor densidad.

Los Rayos X son invisibles a nuestros ojos, pero producen imágenes visibles cuando usamos placas fotográficas o detectores especiales para ello.

A finales del siglo XIX, en 1895, Wilhelm Conrad Röntgen descubrió los Rayos X mientras experimentaba con los tubos de rayos catódicos Crookes para analizar la fluorescencia del platino-cianuro de bario fuera del tubo de vacío. Luego de múltiples experimentos, ajenos al posible descubrimiento de los Rayos X, el científico alemán descubrió que una pieza de cartón cubierta con cristal platino-cianuro de bario se volvía fluorescente cuando un haz de rayos catódicos pasaba a través de un tubo de Crookes. Fue así como durante el otoño de ese mismo año, se realizó la primera radiografía: la mano de su esposa con una sortija.

Luego de su descubrimiento, Röntgen mostró el método para producir Rayos X y demostró que se originan en la pared del vidrio, donde los rayos catódicos los golpean, además comprobó que los Rayos X viajan en línea recta desde su lugar de origen y que oscurecen una placa fotográfica. Su descubrimiento iba más allá de un efecto, pues informaba sobre la causa y efecto, así como los usos que hasta la fecha tienen en la industria y la medicina.

El padre de la radiación informó que los Rayos X traspasaba diversos materiales como el papel, la madera y el aluminio, pero que el poder de penetración dependía de la densidad del material y el efecto se podía disminuir con plomo y hueso.

El 28 de diciembre de 1895 Wilhelm Conrad Röntgen, envió un manuscrito a la sociedad Físico-Médica de Würzburg bajo el nombre “Una nueva clase de rayos”, dentro del cual anunciaba su descubrimiento y lo que significaba en avances científicos para la medicina.

“Cuando se deja pasar la descarga de una bobina de Ruhmkorff a través de un tubo vacío de Crookes, o cualquier otro tubo parecido cubierto con una camisa ceñida de cartón negro y fino y en una habitación totalmente oscura de deja una placa de papel previamente recubierta de una capa de cianuro de bario y platino, esta se ilumina cada vez que se produce una descarga, independientemente de que la superficie este apuntando o no hacia el tubo. Dicha fluorescencia se produce hasta dos metros de distancia del aparato. Es fácil convencerse de que la fluorescencia proviene del aparato de descarga eléctrica y no de cualquier otra parte de la línea.” Wilhelm Conrad Röntgen,1895.

Actualmente el uso de los Rayos X es muy común en la medicina y la industria ya que sus niveles de penetración ofrecen datos precisos, a través de imágenes, que resultan vitales para la vida humana y control de calidad.