La radiación procede de muchas fuentes diferentes y nos encontramos constantemente expuestos a ella.

Todas las especies de nuestro planeta han existido y evolucionado en ambientes con exposición a la radiación natural de fondo; y más recientemente, los humanos y otros organismos también hemos estado expuestos a fuentes artificiales desarrolladas durante el último siglo.

Más del 80% de nuestra exposición proviene de fuentes naturales, y sólo el 20% restante proviene de fuentes artificiales propias de la actividad humana —principalmente de las aplicaciones radiológicas utilizadas en medicina.

En la presente publicación, la exposición a la radiación se clasificará según el origen de sus fuentes, enfocándose en lo que recibe el público en general. Asimismo, con fines regulatorios (protección radiológica) la exposición a la radiación se abordará para diferentes grupos. Por consiguiente, se brindará aquí información adicional sobre los pacientes —expuestos debido al uso médico de la radiación— y a los individuos expuestos en sus lugares de trabajo.

La radiación también puede categorizarse según el modo en que nos irradia. Las sustancias radiactivas y la radiación en el medioambiente pueden irradiar nuestro cuerpo desde el exterior —externamente—; o también desde el interior —internamente— al inhalar las sustancias del aire, ingerirlas mediante alimentos o agua, o al absorberlas por la piel o por nuestras heridas.

Consideradas en conjunto, las dosis por exposición interna o externa son muy similares.